El Cortijo Trancemora es un lugar tan especial como sus dueños.
Un pequeño paraiso del que cuesta marcharse, y al que esperamos regresar muy pronto y muchas veces.
Un lugar para evadirse, descansar, desconectar…
La finca, un vergel, donde solo se escucha el correr del agua, el canto de los pájaros..Ah! Y la campana de la iglesia de Mecina, que te recuerda que el tiempo no se ha detenido.
Las casitas, de cuento, perfectamente integradas en la naturaleza. Acogedoras, frescas, con personalidad propia y repletas de detalles.
Despertar cada día, en un entorno asi, rodeados de árboles frutales, agua, bambús, nenúfares, montañas… ha sido un regalo.
El Cortijo Trancemora es un lugar repleto de armonía, ideal tanto para los que quieran conocer desde alli la Alpujarra, como para aquellos que sencillamente busquen un sitio para perderse, donde alejarse del ruido, de las prisas, del asfalto…
María y Javier, son dos personas encantadoras y muy especiales. Desde aquí queremos agradecerles sus atencionesy cuidados, sus historias y la maravillosa energía que transmiten. En Madrid, tenéis vuestra casa.
Un abrazo y hasta pronto.
Silvia
(Y Guillermo, Jimena y Darío)